Desatada la crisis energética, el gobierno lanzó un programa que "premia el uso racional de energía en el consumo domiciliario y en el comercio". Según reproducían los medios masivos "el compromiso es que el ahorro de gas que se obtenga por esa vía, sean volcados a las necesidades de la industria, de forma tal de no bloquear el crecimiento". Las políticas de este gobierno pueden resumirse en las propias palabras que expresó Alberto Fernández, "...que el pequeño consumidor se acostumbre a ahorrar", o sea, todos nosotros, porque "...es energía que se puede volcar a la industria" y de esta manera "...salvar cualquier necesidad energética que tengan las empresas". Empresas que en su mayoría son de capitales multinacionales y aunque sean nacionales son de interés exclusivamente privado.
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