La sentencia demoró un poco más de lo habitual: ocho días pidió el juez argentino Claudio Bonadío para decidir si se procedía a la extradición del ciudadano vasco Josu Lariz Iriondo solicitada por el juez español Baltasar Garzón.
Ayer por la tarde el magistrado se expidió finalmente y leyó él mismo la extensa sentencia: los cargos contra Josu prescribieron, y no habrá extradición. Incluso la misma fiscalía opinó que el único cargo que no había prescrito era el de "estragos", pues los otros delitos de que se acusaba a Josu, "intento de homicidio" y "pertenencia a banda armada", ocurrieron hace doce años.
El juicio fue oral y público y se llevó a cabo en Buenos Aires los días 8 y 9 de junio. El juzgado estaba repleto, y Josu comenzó su emocionante alegato en euskera, sostuvo una vez más que no tuvo nada que ver con lo que se lo acusa, y se despidió con un fuerte Gora Euskadi, coreado por gran parte de la sala. Afuera, mientras tanto, se movilizaban unas dos mil personas reclamando el cese de la persecución política de parte del Estado español.