Tres semanas han pasado desde que el Lof Casiano y el Consejo Asesor Indígena (CAI) denunciaron al Fiscal de Estado de Río Negro, Alberto Carosio, las maniobras a las que recurrieron los comerciante-terratenientes Alfredo y Felipe Abi-Saad para despojar de sus tierras a pobladores y comunidades mapuche. Tres semanas han pasado desde la primera oportunidad en que el Fiscal Carosio se comprometió a dar una respuesta en breve. Una semana ha pasado desde la conversación telefónica en la que el mismo funcionario aseguró que “el miércoles a más tardar” se pronunciaría. Una semana ha pasado desde el segundo compromiso.

Catorce años pasaron desde aquel día de 1990 en que el Lof Casiano solicitó el expediente administrativo que documenta una vez más su pertenencia a las tierras de Quetrequile. Catorce años han pasado y todavía el Lof Casiano no ha recibido del Estado una explicación respecto a la demora, sólo supo extraoficialmente que hace diez días el expediente apareció. “Apareció, eso es lo importante”. Otros catorce años el Lof Casiano tuvo vedado el ejercicio de sus derechos... porque sí. La respuesta es: “apareció, eso es lo importante”, nadie es responsable de lo sucedido, el Poder Judicial está en otra dimensión, los expedientes aparecen y desaparecen por voluntad propia. Sí, el Poder Judicial y la Justicia pertenecen a otra dimensión.

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