En el día de ayer, más de 45.000 manifestantes marcharon por el centro de la Ciudad de Buenos Aires. Con convocatorias cruzadas pero en un clima de unidad, las extensas movilizaciones de desocupados, estudiantes y otros sectores tenían tres objetivos claros. En tribunales, se preparaba el juicio contra dos estudiantes universitarios, acusados de participar en una protesta en 1999. A último momento, el juicio fue suspendido sin fecha, aduciendo la enfermedad de uno de los miembros del tribunal. En la legislatura se intentaba tratar en particular la reforma del código contravencional, que intenta criminalizar la pobreza y las protestas en la ciudad. La movilización también exigió la libertad de los presos detenidos desde el 16 de Julio por oponerse a esa reforma. Mientras tanto, en el congreso se discutía y aprobaba limitar el gasto fiscal de las provincias, una medida largamente exigida por el FMI.

La historia del día
En un escenario tan complejo y con miles de personas en las calles, para los medios la noticia central fue que "los piqueteros pusieron a prueba el nuevo sistema de disuación del gobierno". Con 1500 policias y vallas rodeando los edificios donde se dirgian las movilizaciones, Kirchner presentó su nueva forma de controlar las protestas sociales. En realidad, se trata de una política tan nueva como esos monumentos que se reinauguran cada tanto. La táctica de "abrumar con la presencia policial", en la Argentina fue aplicada durante todo el 2002 por el gobierno de Duhalde, en manos del entonces secretario de seguridad Juanjo Alvarez, uno de los arquitectos de la masacre del Puente Pueyrredón. Precisamente, ese 26 de Junio quedó inaugurada oficialmente esa política, con el saldo de dos piqueteros asesinados y decenas de heridos. La vallas de de ayer, y la represión de hoy en La Plata, son símbolo que pueden estar representando todo un nuevo rumbo en el gobierno de Kirchner.

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Violencia sin condena


Caras nuevas En materia de seguridad, toda la nueva política parece sacada de un arcón de recuerdos no tan lejanos. Hasta la renuncia de Beliz -y efecto Blumberg mediante- el gobierno intentaba aplicar el modelo policial de "tolerancia cero" fabricado New York. Ese plan implicaba, por un lado, endurecer el control de las calles, demonizandodo la pobreza y la protesta social en nombre del "orden urbano". Por el otro se incluía un lavado de cara de la policía, mediante purgas y el "control ciudadano" para ganar consenso para las desprestigiadas fuerzas de seguridad. Ahora, con los nuevos funcionarios del ministerio del interior y el nuevo jefe de la policía, solo parece haber sobrevivido el primer aspecto de esa política. En la Policía Federal quedaron al frente Nestor Valleca, señalado como represor durante un escrache en 1998, seguido por Jorge Oriolo, que comandó la represión en la embajada yanqui en marzo del 2003. El nuevo ministro de seguridad quedó en manos de Horacio Rosatti, hombre que responde a Reuteman pero también a Duhalde. En al secretaría de seguridad volvió Alberto Iribarne, que ya había pasado por allí como segundo de Juanjo Alvarez durante la presidencia de Duhalde. El nuevo funcionario es quién comandó y luego reivindicó la represión a las trabajadoras de Brukman después del desalojo del 21 de abril del 2003.

Transversalidad
En el día de ayer, mientras se desarrollaban las movilizaciones, detrás de las vallas se ensayaban las nuevas prácticas políticas que abundan en las instituciones de nuestro país. En el Congreso, en un acuerdo que incluyó a los diputados que responden a Patti y (viejo torturador policial), Bussi (genocida de la dictadura), a la "tropa del PJ" y a no pocos transversales del progresismo. ¿Que se votaba?. Una nueva Ley, exigida desde hace tiempo por el FMI, que restringe el gasto fiscal de las provincias y destina mas recursos a pagar la deuda externa. Mientras tanto, en la Legislatura porteña, los que hasta ayer se desgarraban las vestiduras defendiendo la democracia, intentaban votar las reformas del código contravencional sin quorum, maniobrando para obener el diputado que faltaba, algo que no se veía desde la época del "diputrucho" de varios años atrás.

Nuevos enemigos
Cuando se trata de construir un monstruo fantástico siempre se produce una ofensiva ideológica, seguida de campañas para aniquilarlo. La frase la dijo Noam Chomsky hablando de su propio país, pero también se peude aplicar a la Argentina. Hoy son considerados culpables de los problemas del país, quienes protestan o son pobres. Y si son las dos cosas juntas, y para colmo escuchan cumbia villera, peor. En linea con esa lógica, al escribir estas lineas en La Plata son reprimidos desocupados que exigían juguetes para el día del niño en un supermercado. La protesta tuvo el saldo de tres detenidos, uno de ellos menos de edad. Los desocupados denuncian que los incidentes comenzaron cuando una camioneta policial atropelló a los manifestantes. Alguno que otro dirá, acorde con los nuevos tiempos, que fueron funcionales a la derecha.