Históricamente, el carnaval representa una fiesta popular en donde el pueblo
penetraba en el reino utópico de la universalidad, de la libertad, de la
igualdad, y la abundancia. En donde los oprimidos por el sistema de turno
tienen su oportunidad de revancha, la oportunidad de criticar y de parodiar a
sus opresores.
En la Argentina los feriados de los días lunes y martes de carnaval fueron
prohibidos el 9 de junio de 1976 por el decreto ley 21329, de la junta militar.
Hoy en “democracia” el feriado de carnaval sigue sin ser restablecido.
Entre contradicciones y clientelismo político, en la ciudad de Buenos Aires,
existe desde hace algunos años un circuito oficial de corsos, en donde la
Comisión de Carnaval, que depende de la Secretaria de Cultura del Gobierno de
la Ciudad, destina un presupuesto que cada año se incrementa para financiar
estos corsos.
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