La salud y la educación pública no sólo siguen sin ser prioridad para el gobierno actual, sino que los trabajadores y trabajadoras que se organizan y pelean por mejorar sus magros salarios vienen siendo perseguidos. Quienes con su esfuerzo pelean día a día por sostener la gratuidad y la calidad para que las mayorías puedan curarse y educarse, terminan siendo reprimidos, amedrentados y ninguneados por las autoridades estatales. El apoyo de la comunidad se torna en algo muy significativo para sostener estas luchas. Saben que quienes sostienen estos derechos básicos de la población pese a los magros presupuestos que imparte el estado, son quienes trabajan en los hospitales y en las escuelas.
Los docentes salteños siguen su lucha, pese a que fueron nuevamente agredidos, esta vez, por una patota que actuó con complicidad de Gendarmería, mientras cortaban la ruta en la frontera con Bolivia. En Neuquén, la casa de un delegado docente fue baleada.
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