A pesar de los intentos del gobierno en demostrar que la situación socioeconómica del país es mejor que en el 2001 y que la jornada del 19 y 20 ya es parte de la historia,
trabajadores ocupados, desocupados y movimientos sociales siguen reclamando en distintos puntos del país por aquellas consignas que el gobierno de Kirchner aún hoy no ha sabido responder. La renuncia del presidente de Bolivia Carlos Mesa es una muestra de la vigencia de las luchas populares y tal vez le recuerde al presidente que ningún mandatario tiene el puesto asegurado si continúa con las recetas afines a los grandes grupos económicos.
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