Pese a lo que se había dicho en un momento, el objetivo de la Cumbre de las Américas fue volver a intentar imponer el ALCA. Esta vez, de nuevo, no pudo ser. Las diferencias de intereses entre los gobiernos rompieron el consenso. Probablemente la idea del ALCA tal como se planteó en un principio haya sido abandonada, y sin embargo su filosofía, el "libre comercio", no ha sido desterrada de los divergentes discursos presidenciales, y de nuevo se reunirán los presidentes a discutir a espaldas de sus pueblos los acuerdos de los intereses de unos pocos. Los pueblos esta vez, como las anteriores, y las siguientes, fueron convidados de piedra.
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