América Latina se encuentra convulsionada por una crisis estructural sin antecedentes. Argentina, el supuesto país modelo del F.M.I. estalló en diciembre. La gente salió a pedir comida y terminó derribando al Gobierno. Aún en las calles resuenan los ecos de aquel 20, en cada asamblea, ruta cortada, movilización popular.
El 6 de agosto se espera la llegada del Secretario del tesoro Norteamericano, quien será recibido con fuertes protestas y un Presidente que no sabe si llegará a cumplir su corto mandato.
El país vecino Uruguay ya vive una situación similar a la que se vivió en la Argentina de diciembre: confiscación de ahorros en la banca Estatal, saqueos producidos por el hambre, una tasa de desempleo que llega al 18%, y la espera de un Crédito del F.M.I., que logre salvarlos "mágicamente". El Presidente Batlle se empecinó por diferenciarse de los políticos argentinos, pero finalmente la crisis cruzó el charco.
Brasil mira horrorizado el despreció del Real con respecto al dólar, cada día crece más el índice de desocupación y el "riesgo país".
Hace un semana nada más, Paraguay fue sitiada por constantes movilizaciones campesinas, demandando pan y trabajo.
México y Perú se movilizan activamente contra las privatizaciones y los planes gubernamentalesChile fue designado por Paul O´neil como el nuevo país modelo a seguir pero tan sólo el jueves estudiantes secundarios fueron reprimidos violentamente por reclamar contra el aumento de las tarifas en los medios de transportes, eran jóvenes en su mayoria, de no más de 17 años.
La situacion en Venezuela sigue siendo compleja, donde sectores empresariales, mediáticos y fracciones del ejército se han lanzado en una nueva ofensiva golpista.
A pesar de los escándalos financieros desatados a partir de la quiebra de Enron; los cuales involucraron directamente a altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, este consiguió lo que tanto anhelaba. El Senado le dió a Bush Jr. pleno poder para negociar nuevo acuerdos económicos en la región de América Latina, buscando acelerar los tiempos para la pronta implementación del Tratado de Libre Comercio de las Américas (A.L.C.A.).
Su solución siempre parece la misma: diagnosticar y recetar esquemáticamente, sin tener en cuenta que cualquier aplicación tiene consecuencias (hablamos de convulsiones de movilizaciones, pero también de represión, de muertes; hablamos de exclusión, de hambre, y también hablamos de pobreza y miseria). Pero también sabemos que mientras crecen estos indicadores, también lo hace la organización popular y eso es más dificil de controlar.
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