En
una nueva conmemoración del 25 de Mayo, el gobierno apostó todas sus fichas
a una demostración de fuerza en la cual comprometió al aparato del partido
justicialista, junto a sindicalistas de la CGT y organizaciones sociales oficialistas.
La misma intención de disputarle las calles a las organizaciones sociales y
de la izquierda se expresó ayer en un exagerado despliegue de gendarmes frente
a la estación Avellaneda, rebautizada Darío y Maxi en un nuevo acto en reclamo
de justicia para los responsables políticos de la masacre del 26 de junio
de 2002.
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