El sábado 24 un efectivo de la Policía de Río Negro le disparó a una joven de 20 años provocándole la pérdida de un ojo. La chica, madre de dos niños, regresaba a su casa en el Barrio 34 Hectáreas cuando fue interceptada por un grupo de uniformados. Éstos, con sus armas en la mano le dieron la voz de "alto" y ella no se detuvo, como no se detiene la mayoría de los jóvenes de los barrios periféricos de Bariloche – que no están a tono con el estilo alpino sino con la miseria estructural del país. Por experiencia se sabe que cumplir esa orden, detenerse, significa una noche de calabozo y una golpiza por el delito de portación de rostro. Ella corrió para ponerse a salvo y recibió un disparo a quemarropa.
Más información en Sección Nacionales