En la planta embotelladora que Coca-Cola FEMSA tiene en el barrio porteño de Pompeya, la empresa se resiste a permitir la organización sindical de base en la planta, con la complicidad del Sindicato de Aguas y Gaseosas (en la CGT). Es una tesitura que “Coca” mantiene a nivel mundial y que en Colombia, incluso, se ha cobrado sindicalistas asesinados a manos de sicarios paramilitares.
Despidos, maltrato laboral, y un gremio que es paradigma del sindicalismo pro-patronal, en un creciente conflicto entre los trabajadores de la planta y el gigante de las gaseosas.
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