Se cumplen cuatro años de su detención, de las idas y vueltas de la justicia y su ensañamiento. La historia de Romina desnuda a la opinión publica una realidad que viven otras tantas mujeres en nuestro país. Su historia obligó a los medios masivos a hablar de ella, generalmente banalizando y reduciendo los hechos a las columnas policiales, escamoteando la verdad que se esconde entre líneas: La naturalización de la cultura patriarcal y la aceptación social de la violencia hacia las mujeres. Violencia que se refuerza cada vez que la justicia suma un día más a su encierro. Su caso, sin embargo, creó cierta conciencia social que permitió, en otros casos, fallos judiciales más humanos.
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