La realización de la competencia arrancó protestas de pueblos orginarios, productores, ambientalistas e incluso de arqueólogos. Todos coincidieron que tanto Nación como las provincias violaron normas que garantizan la preservación del territorio para dar vía libre al espectáculo.

Los detractores destacaron no sólo el perfil "lucrativo" del Dakar sino que además lo caracterizaron como un "caprichoso rezago colonial”. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por su parte, comentó que le gustaría que el Dakar vuelva al país para la celebración del Bicentenario.

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