En pleno siglo XXI tener representación gremial continua siendo un gran delito que los trabajadores pagan con el despido. Por un lado las empresas que niegan este básico y elemental derecho de que los trabajadores tengan sus propios delegados y los sindicatos que acuerdan con los empresarios que nivel de representatividad tendrán los trabajadores para que no ponga en jaque a la continuidad de los ya consagrados dirigentes.
Todo esto y mucho más parecieran estar confirmado en lo que viene sucediendo en las sucursales de los supermercados Walmart de Córdoba, empresa de capitales estadounidenses radicada en nuestra provincia desde fines de los noventa, donde fueron despedidos cuatro trabajadores (Jonathan Colrat, Luciano Álvarez y Santiago Donaire y Gustavo Ruiz.) por querer elegir delegados. Leer artículo completo
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