Por Claudio Katz - Estados Unidos refuerza su papel de gendarme para contrarrestar los desafíos de viejos enemigos, nuevos adversarios y tradicionales aliados. Extiende la red de bases militares e institucionaliza el terrorismo de estado. También invade con pretextos humanitarios a los países que albergan grandes recursos o tienen gravitación geopolítica.
Obama ha mantenido sin cambios esta política belicista y abandonó todas sus promesas de moderar la agresividad. Este belicismo genera una degradación moral que desestabiliza a la sociedad norteamericana y socava las tradiciones democráticas. El militarismo es apuntalado por formaciones derechistas, que aportan la base social de las cruzadas internacionales.
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