El lunes 4 de junio, desde las seis y media de la mañana, cinco varones trans esperaban a las puertas de las oficinas del Registro Civil de calle Caseros. Por primera vez en el país podrían, mediante un trámite administrativo, acceder al cambio registral de su nombre que reconocerá su identidad elegida, la identidad que portan y construyen en la vida cotidiana, en la documentación personal. Un trámite para el que, desde la aprobación de la ley de identidad de género, no median intervenciones judiciales, ni médicas, ni de ningún otro tipo más que un formulario en el que expresa su voluntad de rectificar el cambio de sexo y prenombre en el acta de nacimiento. Veinte días después, con el acta de nacimiento rectificada, podrán tramitar el nuevo DNI.