Quizás la mayor condena para Sadam Hussein sea que su foto sea el eje central de la operación de marketing más grande del planeta. Todos los medios del mundo lo mostraron convertido en un linyera millonario, un pirata sin barco escondido en el fondo de un basurero; la imágen perfecta para Bush, para su relección, para apuntalar su imágen como rey del imperio que se cree indesafiable.
Sadam es un dictador; un hijo mimado de occidente que dio un mal paso. No nos solidarizamos con él ni nos preocupa su suerte; ni siquiera fue capaz de organizar la resistencia tenaz que el pueblo irakí sigue desarrollando en las calles.
El problema, para todos nosotros, es si la barba de Sadam es tan larga, tan grande y tan poderosa como para tapar el mundo con su pelo, para hacer olvidar que la resistencia existe aquí y ahora, en Medio Oriente y en todas partes del mundo.
Como para aportar nuestro grano de arena en la lucha contra el marketing del imperio, disfrazado de información , presentamos un resúmen de las noticias más destacadas de la semana. Las noticias incluyen las convocatorias para el 19 y 20 de diciembre, la discusión sobre el movimiento piquetero y varias de derechos humanos.
No por causalidad no hay en el sumario ni el sitio muchas publicaciones que hablen de las barbas de Sadam ni de las coimas en el senado. Aquí, otra voz canta.