En este marco, la policía provincial expone una nueva modalidad que consiste en reunir a los detenidos, en su mayoria jóvenes y menores; y exhibirlos en corrales, atados, inmovilizados e incomunicados. Este recrudecimiento de prácticas represivas viene avalado por un sector de la sociedad que, como ha ocurrido en otras ciudades argentinas, no duda en vociferar por las redes sociales que los motochorros merecen morir y que no tienen inconvenientes en linchar a un supuesto ladrón y colocarle una soga al cuello. Ante este panorama, el pasado 7 de mayo se realizó una masiva marcha contra el abuso policial, en donde estuvieron presentes numerosas familias víctimas de gatillo fácil y abusos, junto con organismos de derechos humanos, sociales y políticos, en reclamo de justicia y por la vigencia plena de los derechos humanos. Más información en Indymedia Derechos Humanos |