Cuando venció su revolución en 1958, Castro profirió un discurso durante su entrada triunfal a La Habana, en el que consideró aquel momento como “decisivo” en la historia de su país, ya que “la tiranía” fue derrocada. Sin embargo, reconoció que quedaba “mucho por hacer todavía” y llamó a sus conciudadanos a no engañarse “creyendo que en lo adelante todo será fácil”, ya que, por el contrario, en lo adelante todo será más difícil”. Más información en Internacionales |