Después de un marzo de multitudinarias movilizaciones populares, el macrismo intentó una primer respuesta con su xenófoba y pro-genocida convocatoria “por la democracia” del #1A. Sobre este hecho político -con sus 25 mil asistentes, según fuerzas policiales, amplificados hasta el hartazgo por los medios hegemónicos para presentarlos como un apoyo “contundente”- se montó el Ejecutivo para lanzar un nuevo ataque contra las organizaciones gremiales y sociales, intentando limitar lo que apunta a ser el paro general más importante de la historia reciente de nuestro país.
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