Contundente en todo el país fue el paro largamente reclamado y finalmente convocado por el triunvirato que conduce la Confederación General del Trabajo (CGT). A la huelga se arribó luego de un marzo signado por la creciente movilización popular en rechazo al ajuste neoliberal, y un abril en el que el gobierno ensaya una respuesta. El primer día del mes el macrismo lanzó una movilización propia, con fuerte impronta xenófoba y negacionista, agitada y amplificada por el oficialismo mediático, y la acompañó luego con un endurecimiento discursivo y represivo que se expresó en una renovada apuesta por el “protocolo antipiquetes” contra las manifestaciones de paro activo en el día de ayer. Mientras contraataca, se percibe al gobierno sumido en un ensimismamiento creciente, con permanentes menciones a “brotes verdes” y un crecimiento del empleo que nadie más puede verificar.
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