El gobierno argentino actualmente acompaña a E.E.U.U., en la Demanda contra la Unión Europea, para exigir la liberación de la importación de productos transgénicos para seguir alimentando a los pueblos con comida patentada de laboratorio .
Los primeros balazos en la guerra comercial transatlántica por la postura europea contraria a los transgénicos. Fuerón disparados en mayo de 2003. En esa fecha EE.UU, Canadá, Argentina y Egipto presentaron una demanda formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Se quejaban por la moratoria europea a nuevos productos transgénicos y las numerosas prohibiciones nacionales que constituían un obstáculo al comercio. Estos situación le costaba a EE.UU unos US$300 millones de dólares,en exportaciones perdidas. Los demandantes fueron respaldados entre otros por Australia, Chile y México. Egipto, el único país africano que apoyó inicialmente la posición de EE.UU, se retiró antes que comenzara el proceso de consulta. Esa decisión enfureció a los negociadores comerciales de EE.UU que, según dicen, rompieron en pedazos el borrador de un acuerdo de libre comercio con Egipto.
Esta batalla no es sólo sobre Europa. El gobierno de Bush asegura que la moratoria europea no sólo perjudica a los agricultores estadounidenses, sino que también impide que los países en desarrollo adopten la controvertida tecnología. Por otra parte, respondiendo al chantaje de la empresa Monsanto de retirarse de la comercialización de semillas de Soja RR (transgénica). Como protesta por la bolsa blanca, o sea por el uso de semillas que los productores guardan sin tener que comprar a los distribuidores. A lo que el gobierno argentino manifestó que se haría cargo de esa deuda con Monsanto.
Mientras tanto se anticipa la aprobación del Maíz transgénico RR de Monsanto. Un maíz híbrido tan resistente al herbicida glifosato como la Soja que inunda ya más de quince millones de hectáreas de las mejores tierras. Esa Soja que se lleva por delante bosques nativos, casas y tierras de las familias campesinas, y que se quizo imponer en las bocas hambrientas de millones de argentinos mediante la ¨Soja Solidaria¨.
Este maíz puede contaminar genéticamente en forma irreversible nuestros maíces nativos, tal como ocurrió en México en los últimos años, profundizando nuestra dependencia al modelo colonial biotecnológico de las grandes semilleras. México es centro de origen del maíz, donde se encuentra la mayor diversidad de este cultivo. Las comunidades indígenas y campesinas locales han desarrollado variedades de maíz a lo largo de miles de años. El maíz es la base de la seguridad alimentaria. La diversidad del maíz es clave para las comunidades campesinas y para mejorar la calidad y la productividad de los cultivos de maíz del mundo entero. México alberga también la colección de semillas de maíz en peligro de extinción más importante del mundo.
En 2001, la superficie cultivada con maíz transgénico en EE.UU, superaba más del 50% del maíz cultivado. Cultivar maíz transgénico es ilegal en México. Se sospecha que la fuente de contaminación es Estados Unidos, puesto que este país exporta a México grandes cantidades de maíz para alimentación humana y animal. Se cree que algunos agricultores mexicanos sembraron el maíz transgénico estadounidense destinado a la alimentación humana y animal sin saber que había sido modificado genéticamente. Estos casos de contaminación transfronteriza han demostrado que los transgénicos pueden cruzar fácilmente las fronteras y terminar en otro paises y en otras bocas.
Más Información:
Radio Abierta contra el Maíz RR
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