El bloqueo contra la fábrica de la multinacional continúa de pie. Las libélulas vuelan y se concentran mucho durante el verano. Se las ve pulular en los días muy cálidos. Se hacen notar cuando es de día. Pero cuando llega la noche, son difíciles de ver. Pero se las escucha cantar. Y cuando son muchas, el chirrido se pone muy potente. Libélulas como esas se hacen ver en los períodos de verano dentro del bloqueo contra Monsanto, cerca de la ciudad de Malvinas Argentinas. Este verano no fue la excepción. Ya para entonces, habían pasado tres días y medio de la notificación de desalojo que recibieron el 30 de diciembre, cerca de las doce del mediodía. “La verdad que recibí dos invitaciones para ir a vacacionar al río. Pero prefiero quedarme acá, en el acampe”, señala una de las que está presente, quien se vino desde Rosario de Santa Fe. Junto con otra compañera, habían arribado al bloqueo por la noticia de un posible desalojo violento en el lugar. “La verdad que estamos muy bien –señala Juliana, una de las más jóvenes del acampe, al ser consultada sobre la situación actual-. Al principio, hubo mucha incertidumbre, un poco de miedo por esto del 31 de diciembre. No sabíamos con qué nivel de impunidad y de salvajismo iban a venir. Y de a poco, el acampe se empezó a poblar mucha gente”. El bloqueo se mantiene en “Alerta Roja”, como le dicen ellos. A la espera de cualquier amenaza azul que arribe al lugar. Leer más | por Lea Ross /ECOS Córdoba Artículos relacionados: |
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