Según una leyenda azteca, cuando un guerrero muere su alma se convierte en las alas de la mariposa; si bien es de conocimiento popular que las mariposas tienen un día de vida, ellas se reproducen y, en su aparición, alegran la cotidianidad de quienes admiran su belleza, y eso es, sin duda, lo que nos sucederá, como sujetos sociales, cada vez que recordemos la obra del Padre Cajade y pretendamos, en buena hora, imitarla. Dedicó su vida entera en pos de una construcción común: por una infancia distinta, más justa y feliz; y tal como declaró en su última editorial para su revista La Pulseada: “por una Iglesia más cerca de los barrios”.

El padre Cajade dejó el alma en las casitas del Hogar la Madre tres veces admirable; en cada una de sus editoriales de La Pulseada revista; en su predisposición puesta al servicio de las entrevistas y trabajos de campo realizados por muchos de los estudiantes; en Trabajos de Investigación interdisciplinarios sobre pobreza y desnutrición; en su participación como panelista modesto y social de varias charlas, tanto de corte popular como académicas; en microemprendimientos que generaban el trabajo de su equipo y la vez fomentaban la articulación con otros sectores sociales, tales como fue el armado de las viandas para el Comedor universitario de la Universidad Nacional de La Plata, sus pesebres vivientes, sus recitales a beneficio del hogar y de otras organizaciones sociales, entre otros tantos.

De repente, algunas cabecitas, que aprendieron a sonreír, a creer, a aprehender jugando, volvieron a inclinarse. Fue justo en el momento de enterarse de la oscura noticia, de la despedida de “Carlitos”, porque siempre las cosas que no tienen remedio hacen que uno se desarme y deje de encontrarle sentido a lo que pasa; y la muerte siempre se encarga de eso. Llevará un tiempo de duelo levantar la mirada y ver el brillo del sol; retomar la tarea ardua y gratificante de luchar por un mundo mejor. Hemos visto los resultados de este ser humano comprometido con la realidad social; sin duda alguna, debemos confiar en los pasos que aún quedan por dar, para seguir viendo aún más resultados.

Quedará como tarea digna y necesaria del colectivo social que conformaba la obra del Padre Cajade, levantarse y aunar fuerzas, para seguir construyendo de la sensible y comprometida manera, en la que hace 20 años venían construyendo. Desde Indymedia La Plata saludamos humildemente a lo que el Padre Cajade nos dejó en vida, así como a tod@s l@s que a su lado trabajaron y continuarán haciendo seguir creciendo, ladrillo sobre ladrillo, este proyecto humano, social y político.

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