“Vamos a seguir luchando”, repite numerosas veces Gustavo a lo largo de la entrevista. Él actualmente está participando en la reactivación de unas tierras en 600 e/ 5 y 6, que llevan más de cuarenta años abandonadas. El miércoles 16 de julio, fueron desalojados por la policía que habría actuado brutalmente a pesar de la pasividad del grupo de vecinos, que ocuparon una semana atrás las tierras que creían fiscales y resultaron tener diversos propietarios. Según nos cuenta Gustavo, fue la detención de Mariana Ocampo, una de las chicas del grupo, lo que desencadenó la “batahola” que duró toda la tarde y parte de la noche, en la que alrededor de 60 policías se enfrentaron con la gente del barrio. Esta joven, que fue detenida junto a su marido, se encuentra embarazada y su bebé sufrió un hematoma a la altura de un hombro a causa de los golpes recibidos por la policía, que la detuvo arrastrándola por el piso. La represión, narra en su comunicado del 21 de julio la CORREPI, habría consistido en “ disparos sobre los sin techo y sobre todo aquel que se acercaba a mirar o pasaba por el lugar ”
, denunciándolos también contra las casas de los vecinos.
Son así, un ejemplo estos vecinos que volvieron a ocupar al día siguiente las tierras, y que aprenden con esfuerzo a construir nuevos espacios alternativos a espaldas de los gobernantes, como lo demuestran con la reactivación de un comedor ubicado en las tierras ocupadas, donde comen más de 50 familias, que se las ingenian organizadamente para poder sobrevivir en una zona donde la única presencia del Estado Provincial es la policial, y donde el rol del municipio se reduce a mandar porotos.
((I)): ¿Qué fue lo que sucedió acá hace dos semanas?
G: Te cuento. Nosotros tomamos unos terrenos, supuestamente fiscales, y bueno, nos llega una orden de desalojo a nombre de una sola piba, Mariana Ocampo, y nosotros salimos del predio pacíficamente, sin hacer quilombo, tranquilos. Pero después, ellos querían detenerla a la piba, pero no tenían una orden de detención. En un momento la manotearon a la piba dos, tres policías, la tiraron al piso, la empezaron a arrastrar y explotó todo, la gente reacciono porque tiene sangre, ven una piba que está embarazada, está de 6 meses, a la piba la arrastraban, la cagaban a patadas en el piso, y la gente reacciona. Y ahí se armo una batahola. Fue un descontrol.
Yo creo que, las cosas, no se, las hicieron mal ellos, no la gente. La gente reaccionó.
((I)) ¿Cómo terminó?
G: Y termina a la noche, seguía la represión, se llevan detenida a la piba, y a un pibito, que es el marido. Y bueno, yo hable con uno de los muchachos de recursos humanos, me dijo que los pibes dejen de tirar piedras, entonces yo le digo, anda a hablar con la policía que no tiren mas balas de goma, porque seguían tirando. El tipo fue a hablar, cuando dejan de disparar yo vengo a hablar con los pibes y los calmo. Y después como la piba seguía detenida optamos por cortar 7 para que la liberen. Y fuimos hasta 7, cortamos la calle, y tipo nueve y media la largan. (..)
((I)): ¿De cuántas familias y cuántas hectáreas estamos hablando?
G: Y esto tiene 4 hectáreas, 4 manzanas. Y somos 50 familias más o menos y fonderos, porque acá hay gente que los fondos los tomaron, cincuenta familias lejos de los fonderos, pero hay fonderos que se tomaron quince por cuarenta, lo que abarca mucho para atrás. Algunos se tomaron 70 metros. Y está bien, porque ellos dicen que tienen derecho porque ellos los cuidaban. El tema es que haya un lugarcito para cada uno. La mayoría de acá somos argentinos, y después hay paraguayos. Pero gente buena, gente laburadora, no hay gente rara, te digo la verdad, gente rara acá no hay.(...)
((I)): ¿ Hace mucho que está deshabitado todo esto?
G: Y yo tengo 40 y ya estaba desocupado. Yo vine cuando tenía 1 año, hace 39 años que vivimos acá. Siempre estuvo así. Había un tipo cuidándolo allá adentro(señala la casa donde ahora funciona el comedor) y todo, pero el tipo no se hace cargo de todo, no es que era un predio que estaba arreglado. Después el tipo que estaba acá, supuestamente cuidando, figuraba como de una ONG, que era en beneficio del barrio. El tipo tenía una canchita de fútbol, que está del otro lado, que te cobraba $60 la hora, te vendía la leña, te vendía los higos, te vendía las ciruelas. Acá los pibes no podían jugar, ahora desde que estamos nosotros acá se cansan de jugar a la pelota. Todo el día están jugando a la pelota, porque la cancha es de ellos ahora. Y el tipo laburaba a favor de la gente. La casa la han tomado ahora, y han entrado a un galpón, había bolsas de juguetes, camisetas de fútbol, cosas que yo se que el loco…., cosas para los pibes, pero no se las daba. Han visto camionetas entrar con mercadería, mercadería, mercadería y el tipo no le daba nada a nadie. Era todo para él.(...)
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