Un falso anuncio de aumento salarial resultó ser el disparador de una gran cantidad de demandas, poniendo en evidencia el bajísimo presupuesto destinado a educación por el gobierno y la desidia que éste muestra frente a la problemática. El paro de los docentes también fue, a su vez, el disparador para que los estudiantes se movilicen y tomen en sus manos esta lucha, planteando consignas propias además del apoyo a la huelga.
Las primeras muestras llegaron desde Córdoba con paros, clases públicas, tomas de facultades y marchas masivas como fue la del jueves 18 de agosto con más de 25.000 estudiantes y docentes en la calle. El conflicto se expandió por todo el país, con manifestaciones y tomas de facultades, desde Tucumán hasta San Luis, Rosario y distintas ciudades de todo el país.
En Buenos Aires, la participación de estudiantes fue creciendo día a día, con clases públicas, toma de facultades y marchas. Entre el martes 30 de agosto y el viernes 2 de Septiembre estuvieron tomadas las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Sociales (ambas sedes), Ciencias Exactas, Psicología, y luego se sumaron Arquitectura e Ingeniería. En muchas de estas facultades se destaca la participación en asambleas masivas, y numerosos casos de cursos que se autoorganizan, no solo para presentar mandatos a las asambleas sino también para preparar acciones directas.
Además de la lucha salarial y el rechazo a la LES, también hay una fuerte demanda por la triplicación del presupuesto educativo, y diversas demandas de democratización de los organismos universitarios. Además de las asambleas de distintas facultades, se vienen realizando asambleas interfacultades que funcionan como coordinación entre las asambleas de las distintas facultades.
Durante el lunes 5 de septiembre, en distintas partes del país las asambleas de base rechazaron la oferta hecha por el gobierno, la cual estaba muy lejos de acercarse a las demandas docentes.
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