Mientras en todo el país se rechaza el aumento de las tarifas de los servicios públicos privatizados, en Santa Fe se realizó el Plebiscito por el Agua. Una consulta popular para que la gente decida si quiere dar por terminado el contrato con la empresa privatizada Aguas Provinciales, perteneciente a la multinacional francesa Suez Lyonnaise des Eaux y el Banco Galicia.
Durante siete días cientos de miles de santafesinos se acercaron a las urnas abiertas en quince ciudades para pedir el fin de la concesión y la reestatización del servicio.
El impulsor es la Asamblea Provincial por el Agua, un movimiento de decenas de asambleas populares, vecinales, organizaciones de consumidores, sociales, de derechos humanos, ecologistas, de comerciantes y partidos políticos de toda la provincia.
De la misma manera que otras empresas privatizadas, Aguas Provinciales pretende aumentar sus tarifas. La Asamblea Provincial por el Agua denuncia que la privatizada no ha cumplido casi ninguna de las condiciones del contrato de concesión, debe 106 millones en obras de infraestructura, ha elevado el costo de las obras de cloacas y agua potable a sumas imposibles de afrontar, y permite la persistencia de sustancias tóxicas en el suministro como el arsénico, amonio, malatión y sodio.
Sin embargo, las condiciones más escandalosas de la concesión son las que le permiten a la empresa cortar el agua y luego rematar las viviendas de las personas que dejan de pagar el servicio. Jubilados que cobran 135 pesos por mes o jóvenes madres desocupadas deben afrontar pañales y biberones sin agua...y al tiempo, sin casa.
¿Cuál es el futuro propuesto para el servicio del agua?
Un buen ejemplo se encuentra en el documento leído por la Coordinadora de Asambleas Populares de Zona Norte de Rosario en el escrache a Aguas Provinciales en el que plantean la reestatización bajo control directo de los trabajadores y los usuarios y sin intervención de los gobiernos provincial y municipal, postura que las diferencia de los partidos políticos participantes.
En Argentina, el mejor alumno del neoliberalismo en los 90, el pueblo está votando masivamente a favor de terminar con la concesión privada de un servicio público. Y desde Cochabamba a Ecuador, de Quebec a Tucumán, en toda América los pueblos luchan contra la privatización de los recursos naturales y la infraestructura nacional.
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