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300 personas escracharon a Seabord
Por RV: La Vaca -
Sunday, Mar. 14, 2004 at 1:58 AM
Reclamo ava guaraní.
"1492-2004 La conquista continúa", denunciaba la bandera que encabezó este jueves el el escrache a la multinacionacional Seabord Corporation, que produce el azúcar Chango en los terrenos que reclama como propios la comunidad Ava Guaraní de Hipólito Irigoyen. Unas trescientas personas marcharon desde la Torre de los Ingleses hasta las oficinas que la empresa tiene en la calle Alem 985 para denunciar las sucesivas represiones que sufrió la comunidad indígena y exigir la devolución de cinco mil hectáreas de tierra.
"1492-2004 La conquista continúa", denunciaba la bandera que encabezó este jueves el el escrache a la multinacionacional Seabord Corporation, que produce el azúcar Chango en los terrenos que reclama como propios la comunidad Ava Guaraní de Hipólito Irigoyen. Unas trescientas personas marcharon desde la Torre de los Ingleses hasta las oficinas que la empresa tiene en la calle Alem 985 para denunciar las sucesivas represiones que sufrió la comunidad indígena y exigir la devolución de cinco mil hectáreas de tierra.
Detrás de esa bandera, se alineó una heterogénea columna, integrada por miembros de los pueblos originarios, activistas norteamericanos, ecologistas, músicos y desocupados de distintas corrientes, entre ellas el Movimiento Teresa Rodríguez, la Aníbal Verón y también los MTD de Solano y Guernica. Los manifestantes de Raíces Indígenas encabezaban la marcha y llevaban sus caras maquilladas como calaveras. Portaban pancartas que decían "¡Ywi ani mano!", que en guaraní significa "tierra o muerte".
Detrás de ellos, caminaban en círculo los integrantes del taller de siku del centro cultural de la fábrica recuperada Impa. No dejaron de tocar ni un segundo y dotaron a la marcha de un sonido armónico y penetrante, propio de un ritual. "Se hace vida con el sol y en la Pachamama florecida", cantaban y bailaban los manifestantes al ritmo de la música. Cada vez que terminaba el estribillo, Silvia Cañanima, la única representante de la comunidad ava guaraní que participó del escrache, gritaba con la vena hinchada: "¡Jayaya!, que significa "¡Arriba!". Y con la mano en alto todos le contestaban "¡Jayaya!". Entonces ella, que iba delante de la columana, agitaba con furia la whipala, el estandarte multicolor que representa a los pueblos originarios.
"Alicia Kirchner nos había dado su palabra de solucionar nuestro problema y no cumplió. Además, el abogado del INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) ya nos anticipó que no nos va a ayudar. Por eso ahora adoptamos otra política, presionar en Buenos Aires, junto a los desocupados, las asambleas, los activistas. Y si no hay respuesta tomaremos las tierras, estamos dispuestos a dar la vida por ellas", dijo Cañanima. La joven guaraní también denunció que Seabord busca dividir a su comunidad: "La empresa se aprovecha de que no hay trabajo y ofrece plata a nuestros compañeros para que dejen de reclamar".
El proceso de erradicación de los ava guaraníes fue similar al padecido por otras colectividades campesinas e indígenas del país cuyos campos fueron apropiados por terratenientes devenidos en empresarios sojeros o azucareros, que no solo arrasaron con el suelo sino con la identidad, el ecosistema y las formas de trabajo y subsistencia de la población. En 1964, cuando los Patrón Costa impulsaron el primer desalojo, llegaron a quemar las viviendas. Por esa razón, los indígenas se instalaron en Hipólito Yrigoyen. Y en esa localidad salteña vivieron hasta septiembre pasado, cuando 150 familias aborígenes decidieron dejar esa hectárea y media inundable para volver a asentarse en las tierras donde están sus cementerios, cazan, pescan, consiguen las hierbas para sus medicinas y la leña para cocinar. Pero diez días después fueron desalojadas a fuerza de golpes, disparos al aire y armas de fuego.
Todo eso fue minuciosamente denunciado en la radio abierta que se instaló en la puerta de Seabord, vigilada de reojo por un cordón de policías federales que fueron tapados con una bandera que sentenciaba: "12 de octubre, nada que festejar. Territorio, autonomía, identidad". Para entonces, el frente del edificio y sus inmediaciones ya habían sido tapizados con carteles que proponían un boicot al azúcar Chango, producido por Seabord. "No sea cómplice de esta injusticia", reclamaban.
Cristina Oribe tomó el micrófono. Se presentó como miembro de la Mesa Nacional de los Pueblos Originarios y dijo: "Ahora exigimos 5.000 hectáreas, pero nuestro territorio es de 49.000. No renunciamos ni a un pedacito de tierra indígena. La empresa dice que es dueña de la tierra, pero no son dueños de nada. El pensamiento indígena señala que nadie es dueño de nada, sino que todos somos parte de todo Hoy vienen por nuestros bosques, nuestra agua, nuestra tierra. El pensamiento indígena es opuesto al capitalista."
Pablo, otro integrante de la Mesa de Pueblos Originarios, completó: "Este capitalismo del falso progreso es un proyecto de exterminio y no sólo de exterminio de indios. Por eso a fin de mes vamos a hacer una gran marcha donde no participaremos solamente los pueblos originarios, también estarán todos los movimientos sociales, los desocupados. No permitiremos más desalojos de las comunidades ni que rematen nuestras tierras".
No es esa la única marcha que se anunció. El próximo 20 de marzo habrá otro escrache a Seabord, esta vez en Boston. Los activistas norteamericanos prometieron plantarse frente a la mismísima casa de Harry Bresky, el presidente de la multinacional.
El final de la manifestación se llenó de arte. Hubo más música del altiplano interpretada por el taller de siku de Impa, que debió cantar una y otra vez Cinco Siglos a pedido de los escrachantes. Después llegó el turno del taller de teatro del MTD de Solano, donde uno de sus miembros satirizó a los ejecutivos de Seabord y con la estética del comercial de Sprayette ofrecía a bajo precio un "set civilizador", un combo que incluía tres carabelas, una conquista del desierto, la Santa Inquisición y, por la misma plata, una Biblia con la voz del Señor…mercado. Al final de la representación, los indios conseguían sacar a patadas a Mr. Seabord, que no podía paralizarlos ni siquiera con paquetes de yerbas y fideos distribuidos por los punteros durante las campañas electorales.
Cuando el espectáculo terminó, Cañanima tomó otra vez el micrófono y gritó "Naiki, naiki! Nunca seremos vencidos". Invitó a la fiesta solidaria que se hará para recaudar fondos para los ava guaraníes el próximo 13 de marzo a las 22.30 en Brasil 3109 y después propuso bailar el pim-pim, la danza tradicional guaraní. En medio de Leandro N. Alem se armó la milonga con una melodía mucho más dulce que el azúcar.