El debate si la prostitución es un trabajo o una conducta que se asemeja a la esclavitud, está en el centro del debate, potenciado este a partir del decreto presidencial 936 el cual dice: “ prohíbense los avisos que promuevan la oferta sexual o hagan explícita o implícita referencia a la solicitud de personas destinadas al comercio sexual, por cualquier medio...” Es intención de este articulo invitar a quienes nos leen a que realicen su aporte de forma respetuosa buscando un debate enriquecedor en tan completa temática.
Desde AMMAR Córdoba se reclamó que: esta es una medida severamente discriminatoria, ya que se pondera esta actividad como la más oscura y terrible, cuando millones de personas en todo el mundo sufren estos atropellos, por grandes imperios comerciales, como marcas deportivas, de cosméticos, de construcción, etc. Sabemos, y esta comprobado que hay personas que son tratadas, violadas, vendidas, a talleres de costura, a casas como empleadas domesticas, aserraderos, empresas agropecuarias y a cortaderos de ladrillos. ¿También deberíamos prohibir las publicidades de estas multinacionales? Es de público conocimiento que utilizan el trabajo esclavo e infantil para realizar los grandes productos de moda. ¿Cuáles son los intereses que rodean esta gran preocupación por la denigración de los cuerpos de las mujeres? Si son tan reales, porque no sancionamos con las mismas energías y en el mismo nivel de formalidad, los atropellos, las vulgaridades, la desfachatez que en los programas en la televisión por aire, como el de Marcelo Tinelli, se exponen diariamente sin que nadie tome medidas y siendo funcional a un mercado cada vez más redituable. Ver Repudiamos el Decreto Presidencial que prohibe la oferta sexual en los medios Por AMMAR Cba.
Por su parte, desde la Red Abolicionista de Prostitución y Trata de Personas se salió a fijar que: El ejercicio individual de la prostitución no es un delito y las personas en prostitución no deben ser nunca objeto de represión ni persecución por ser las que sufren directamente el daño que produce el sistema prostituyente, es decir, son sus víctimas. Por tanto, de ese principio abolicionista no se puede deducir ni legitimar la prostitución como un trabajo ni como un bien social que deba ser sostenido y publicitado. La obligación del Estado no es regular la prostitución, en ninguna de sus formas, sino crear efectivas oportunidades para que las mujeres y otras personas prostituidas puedan salir de esa situación. Ver Comunicado Red Abolicionista - Paula Heredia - Red Abolicionista.