Una vez más, “la tierra es nuestra” resonó en Sebastián Elcano. No es casual.
El territorio es más que el ‘lugar’ donde habitamos, es la posibilidad de desarrollar nuestra vida, nuestra cultura, nuestra identidad. Sin embargo, el sistema de monocultivo extensivo y tóxico, que sólo ve ganancias en la tierra, sigue expulsando a la vida campesina del campo, de manera ilegal, violenta y/o silenciosa. Leer artículo completo